Teresa de Jesús fue una monja, fundadora de la Orden de Carmelitas Descalzos, mística y escritora española. Junto con San Juan de la Cruz, es considerada como una de las más grandes poetisas místicas y conocedora de la vida espiritual de la iglesia.
Se describe su obra como una poesía popular y humanista, con miras a reconquistar al ser humano con la visión propia de la época, dada en escritores como Erasmo de Rotterdam, Pico della Mirandola, Antonio de Nebrija, Ignacio de Loyola, entre otros. Fue una poetisa mística insondable que, humilde y sencilla, vivía una vida retirada y dedicada plenamente a la oración y contemplación.
Su poesía tiene como columna vertebral tres aspectos fundamentales: el amor (encuentro y reconocimiento en el otro), la vida (lucha constante) y la muerte (encuentro definitivo con el amado). Esta triada siempre será tratada en sus versos de manera radiante y jubilosa. El amor, principalmente, es pensado por Teresa como un símbolo que alimenta la existencia, como una forma excelsa de comunicación (Monsalve, 2011). También son usados tópicos del amor cortés: el amor como prisión (el alma espera al amado para su liberación) o la herida de amor que, antes que muerte, concede la vida.
Su obra nace de los metros populares y las redondillas de arte menor, acompañadas siempre de un estribillo y de intertextos tradicionales que la santa utiliza para hacer más accesible su lectura; de esta manera, sus versos fluyen alegres, pero también cargados de una gran fortaleza espiritual y sustancialidad. Sus poemas están impregnados de una naturalidad y musicalidad que encierran el tema principal: el desprendimiento de las cosas materiales y afectos terrenales para trabajar por conseguir los bienes eternos, aquellos que dan verdadera vida y felicidad.
Sus poemas tienen, en muchas ocasiones, construcciones dialógicas y presencia de preguntas retóricas que permiten comprender mejor el mundo interior de la poetisa. En otros momentos, también serán notables los recursos de las composiciones amorosas de la época, como las exclamaciones gozosas con que los amantes invocan al ser querido: “¡Oh hermosura que excedéis /a todas las hermosuras!..”(v. 6), “¡0h regalo de los ángeles…!” (v. 8).
El sufrimiento, simbolizado con la cruz, será visto como un método de redención para los humanos. Para Teresa, el pesar debe dejar huella en la vida del hombre, para así fortalecerlo y llevarlo a la salvación. Así se deja ver en unos versos del poema Cruz, descanso sabroso:
Cruz, descanso sabroso de mi vida
Vos seáis la bienvenida.
Oh bandera, en cuyo amparo
El más flaco será fuerte,
Oh vida de nuestra muerte,
¡Qué bien la has resucitado!
La muerte será el fin deseado por la santa para así poder unirse, finalmente, a Dios, su amado. Es un trance de iluminación y salvación; siempre es una muerte simbólica que lleva al amor: de esta manera, la triada amor-vida-muerte se convierte en un círculo donde la muerte es amor y la vida, el camino de preparación para alcanzarla. De esta manera, “vivir en realidad es estar muerto y estar muerto es, pues, vivir” (Romero, 2007, p. 66).
La poesía mística de Santa Teresa de Jesús emerge, en definitiva, de tres palabras claves: vida, amor y muerte; de la tradición medieval del amor cortés y de la poesía renacentista, profundamente amorosa y vital. Todo esto, para adentrar al lector en su experiencia divina y en la relación profunda entre espiritualidad y existencia.
Sinaí Silva Fontalvo
Bibliografía
- Benito, J. (2015). La poesía de Santa Teresa: entre la tradición y lo divino. Madrid, España. Rialp.
- Monsalve, J. (7 de junio de 2011). Análisis del poema: Mi amado es para mí, de Santa Teresa de Jesús [Mensaje en un blog]. Recuperado de http://Monsalve-jhon.blogspot.com.es/2011/ 06/análisis-del-poema-mi-amado–para-mi-de.html
- Romero, D. (2007). Seis Siglos de Poesía Española, escrita por mujeres. Madrid, España. Peter Lang.
La Voz Humanista 
Se dejan extrañar más ejemplos de su poesía mística.
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